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El club de la testosterona

machismo

Desde hace tiempo se escucha en la calle que: “El feminismo está acabando con los movimientos sociales”, un mantra que atraviesa la columna vertebral de las organizaciones que luchan como si se tratara de una certeza inalienable de esas que, gracias a ser repetidas mil veces, comienzan a aceptarse como única verdad posible.
Y nos preguntamos cómo un movimiento que defiende la liberación de la mujer y de cualquier otro grupo que esté bajo el yugo del patriarcado y del capitalismo, nuestros dos principales enemigos, puede acabar con la lucha misma contra este par de monstruos que justifican la supremacía de unos pocos por razón de nacimiento.
Y sólo existe una razón: el patriarcado como estructura social de distribución desigual entre hombres y mujeres necesita , para su continuidad, del machismo, que es la actitud de prepotencia de los hombres respecto a las mujeres.
Y el machismo lo ejercen como forma de control patriarcal, los hombres que conviven con nosotras en cualquier espacio, desde el íntimo al político.
Mientras el patriarcado es un ente abstracto cuya crítica no implica nada más allá de un posicionamiento ideológico, acabar con el machismo implica el compromiso personal de todos para acabar con los comportamientos y las maneras de interpretar la realidad que siguen garantizando la buena salud de la que goza el patriarcado. Un trabajo difícil y duro que implica cambiar estructuras emocionales, psicológicas, políticas y sociales muy consolidadas y que forman parte de nuestra configuración como individuos.
Parece que en el ideológico común existe el consenso de ruptura con las estructuras de dominación de un grupo sobre otro, pero cuando se solicita el trabajo individual que suponga ser el agente mismo del cambio, entonces empezamos a tener muchos problemas.

Después de todo, esta liberación y otras, todas las liberaciones del mundo pasan por que el grupo privilegiado abandone su posición y deje de reproducir todos esos comportamientos que en la vida diaria, junto a las leyes que los respaldan y refuerzan, constituyen el grueso de la dominación, para que puedan ser sustituidos por otros que no consientan la superioridad de unos sobre otros.
La negación del grupo de los opresores a introducir estas modificaciones nunca asumida desde ningún argumentario, se oculta tras reacciones defensivas que siempre intentan invalidar la razón principal de la reclamación, de la que no se habla nunca, para pasar a defenderse, desde dos únicas posiciones: el ataque personal y la defensa política, cuando de lo único que se debiera estar tratando es de una reivindicación de género.
Ésta es el único motivo por el que la denuncia de una compañera por violencia machista hacía otro compañero, aún dentro del mismo colectivo, se convierte en una “bola de nieve” cuesta abajo y sin frenos que puede llevarse por delante a toda la organización y que sólo deja de crecer cuando se golpea contra un árbol y destroza a todos los que vamos dentro incluida la propia organización.
La necesidad de disimular que no se entiende la posición anarcofeminista y, lo que es peor, que no se está dispuesto a hacer nada para entenderla, lleva al impulso de combatirla con una saña imposible de entender entre compañeros de militancia.
A la compañera que denuncia se le cuestionará la veracidad de lo que cuenta, las intenciones políticas por las que las cuenta, la estabilidad emocional, la posibilidad de que sea ella la maltratadora, y pasará a ser sospechosa de todo y de nada en realidad.
Será golpeada una y otra vez desde el ajuste de cuentas personal y desde la estrategia política, convirtiendo un maltrato de género en una guerra de dos bandos: uno en defensa de la cuestión de género que se trata en la denuncia, y el otro, que recabará apoyos entre las cuentas pendientes y las imperfecciones de la denunciante para colocar a esta mujer en el altar de los chivos expiatorios de las limitaciones de los machistas que intentan por todos los medios demostrar que “muerto el perro se acabó la rabia”, cómo si la rabia anarcofeminista fuera algo que ellos pudieran entender y gestionar.
Y estos ignorantes prepotentes y sus parejas son, en definitiva, los que desde su incomprensión voluntaria y sus defensas mal intencionadas terminan llevándonos a todos a un enfrentamiento innecesario que dejará malparada o acabará con la organización, desatendiendo a la mujer, protegiendo al maltratador y dejando el tema principal oculto a la vista de todos, estrategias de manipulador machista de libro.
Y es aquí donde aparece la rabia de los machistas, esa que aparece cuando el grupo que siempre ha disfrutado de privilegios, se siente cuestionado y confuso ante una mujer que ha violado una norma de obligado cumplimiento según el patriarcado, como lo es guardar silencio sobre la violencia en la que vive o ha vivido.
La respuesta machista que terminará arañando la cara de la mujer maltratada como metáfora de que la rabia de los oprimidos que exigen dejar de estarlo, nunca está a la altura de la rabia de los deben abandonar su posición de privilegio.
Como toda explicación, habrá una nueva culpabilización de la víctima con un escueto: “la culpa de lo que ha pasado la tienes tú por haber tensado tanto la cuerda”, y una nueva amenaza para “zanjar”, (nunca mejor dicho), el tema: “estás cavando tu propia tumba”…Culpabilización y amenaza que se hace extensible al grupo que la apoya.

Así que se siente, no es el anarcofeminismo el que termina con las organizaciones, es la respuesta rabiosa de los machistas ante lo que entienden, no como una situación injusta contra la que luchar sino como un ataque personal o político, la que acaba con los movimientos.

 

Muerte a los machistas,

¡¡viva la anarquía!!

Luchas de género: Transfeminismo [Charla]

charla luchas de género

El sábado 13 de junio, a las 12h en los locales de CNT-AIT Madrid (Plaza Tirso de Molina, nº5, 2º izq., <M> Tirso de Molina), Mujeres Libres Madrid organiza la charla LUCHAS DE GÉNERO: TRANSFEMINISMOS, a cargo de Alejandro Bernáldez y Sandra Fernández.

Después, habrá un rico comedor vegano para la autogestión de nuestro grupo.

¡¡Os esperamos!!

Decálogo de actitudes machistas ante una denuncia de maltrato

anarcomacho

 

Cuestionar la denuncia de violencia machista en su tiempo, forma y fondo, de manera que parezca más importante el medio utilizado, el tiempo que ha tardado y el atrevimiento de denunciar, que lo denunciado.

 

Negar la posibilidad de que lo denunciado sea cierto porque en la organización no existe machismo, al hombre denunciado le conocemos todos cómo buen compañero, y se trata de un tema personal que no debiera ser tratado en colectivo.

 

Cuestionar a la mujer exigiéndole el cumplimiento impecable del “manual de la buena víctima inocente”, sobre todo inocente, para poder considerarla víctima.

    “Es ella quién lo ha permitido porque no sabe escoger bien”. 

      “Si de verdad fuera cierto, no se atrevería a contarlo, se hubiera ido”.

 

Intentar inhabilitar la capacidad mental y psicológica de la mujer por haber permitido ser víctima de violencia machista en primer lugar, y después, por haberse atrevido a contarlo.

 

Atribuir intenciones perversas a la mujer, como conseguir rendimientos políticos o personales con su denuncia.

 

Interpretar la denuncia como un ataque al colectivo que indigna a los activistas con muchos años de militancia, porque la mujer que denuncia mancha a todos rompiendo el secreto debido de cualquier mujer que se precie, hacia sus secretos de alcoba.

 

Amparar al agresor en la falta de pruebas mostrando un desconocimiento total con respecto a estas relaciones de poder en las que el dominio y las agresiones se producen en la intimidad cuando no hay testigos.

 

Reírse de la denuncia y de la denunciante desde el paternalismo, por considerarlo un tema menor: una de esas riñas domésticas tan habituales en cualquier relación que la mujer que denuncia es lo bastante infantil como para no saber encajarlo sola y en silencio.

 

Disculpar al agresor considerándolo un enfermo o que padece un trastorno. En el caso de la mujer que denuncia, el trastorno se considera una prueba de culpabilidad, pero en el caso del agresor, la enfermedad se estima un eximente que le deja en una suerte de posición de inocencia.

 

10º Revisar la personalidad y las pasadas relaciones de la mujer acusándola de ser ella la agresora.

 

Principios, tácticas y finalidades de Mujeres Libres

blancanievesMMLL

PRINCIPIOS

Mujeres libres agrupa a las mujeres, trans e intersexuales socializadas como mujeres, sin distinción de etnias ni edad, que sientan las inquietudes sociales y el deseo de una superación que haga de las personas seres sociales libres.

Para lograrlo, este colectivo luchará contra el machismo, el heteropatriarcado, la misoginia, la homofobia, la lesbofobia, la transfobia, la gordofobia y los cuerpos normativos y el androcentrismo.

Aunando esta lucha con la lucha contra la propiedad, la autoridad, el Estado, la religión, la paz social y todos los poderes que obstaculizan la total emancipación de las personas.

Somos un colectivo autónomo anarcofeminista, que se organiza en base a los principios de horizontalidad, asamblearismo, autogestión y apoyo mutuo.

TÁCTICAS

Para lograr estos objetivos recurriremos a la acción directa, la autoformación, el autoconocimiento, la sororidad, la propaganda por el hecho y la toma de decisiones autónomas y libres sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Somos un espacio de visibilización, denuncia y  apoyo, desde el trabajo colectivo, a las mujeres, trans e intersexuales socializadas como mujeres que hayan sufrido agresiones machistas tanto dentro como fuera de los movimientos sociales, sin caer en el asistencialismo.

 FINALIDADES

Nuestra finalidad es la difusión de las ideas y la práctica feminista en los espacios anarquistas, siendo nuestro objetivo último la revolución social anarcofeminista.

¿Qué es la violencia? ¿Qué es la violencia machista?

Ni ama ni esclava

Violencia es gobernarnos, robarnos nuestra capacidad, quitarnos nuestra autonomía, limitarnos, gestionar nuestras vidas, nuestras mentes y nuestros cuerpos.

Violencia machista es quitarnos nuestra autonomía por el hecho de ser mujeres, limitarnos desde que nacemos para que no desarrollemos nuestras capacidades todo lo que podemos y queremos: limitarnos para que esperemos, que siempre esperemos en vez de hacer. Violencia machista es ser gobernada por el presidente, el líder, el patrón o el dios que toque…y por el padre, el “marido”, el compañero. Violencia machista es ser inferior ante quien debería ser un igual pero resulta que es hombre. Violencia machista es que cuente más SU opinión, que nosotras no existamos ni en la mente ni en el discurso ni en el lenguaje ni en los hechos de este sistema jerárquico. Violencia machista es que se nos eduque no sólo en ser obreras obedientes, sino en ser mujeres sumisas. Violencia machista es que los gobiernos se sientan con derecho de gobernar no sólo nuestra individualidad sino nuestro cuerpo por ser mujeres porque para ellos somos mera mano de obra gestando a la futura mano de obra; que los hombres se sientan con derecho a manipularnos y poseernos como una muñeca y que nuestro NO no importe.

Violencia machista es que no exista nuestro coño, que nuestra sexualidad se haya visto intencionalmente reducida y presentada en escaparate como dos tetas y un boquete que penetrar…violencia machista es que no exista nuestro clítoris y nuestro punto G. Violencia machista es toda la tecnología ortopédica, unida a toda una serie de sabios, disciplinas y saberes varios, que nos ha enseñado y nos ha hecho mujer a la medida del hombre: que nos ha moldeado como mujer en vez de dejarnos crecer como queramos.

Violencia es el trabajo asalariado, el robo de la fuerza de trabajo, la deshumanización como trabajadoras siendo sólo una herramienta más del sistema socioeconómico.

Violencia machista es trabajar asalariadamente, cuidar de hijas, personas dependientes y algún que otro caradura independiente, hacer la compra, la comida, limpiar la casa, poner lavadoras y aún así ser tiernamente comprensiva con ellos que vienen cansados de trabajar. Violencia machista es haber visto así años a nuestras madres sin que nadie las mirara y gritara BASTA. Violencia machista es cobrar menos que mi compañero de al lado, o cobrar lo mismo por trabajar mucho más. Violencia machista es aguantar no sólo el abuso de un chulo patrón, sino aguantar su mano en tu culo.

Violencia es la institucionalización de las luchas, vaciar su contenido, insertarlas en el sistema para desarticularlas.

Violencia machista es un discurso vendido como feminista para intentar callarnos que mantiene toda esta violencia machista. Violencia machista son tus chapas, quedároslas para intentar apuntalar vuestro ministerio cuando os lluevan las piedras el día de la revolución.

Siempre anarquistas, siempre feministas.

Mujeres Libres – Madrid

Es la hora de luchar: Nace Mujeres Libres en Madrid

Tras años como militantes anarquistas que hemos sufrido y luchado de forma individual contra los comentarios, comportamientos, actitudes y roles machistas que se dan en la sociedad y también en el ámbito libertario, en nuestras asambleas y por parte de nuestros compañeros; hemos decidido que es hora de organizarnos y crear Mujeres Libres.

Es hora de enfrentarnos de forma colectiva, de aumentar así la efectividad de nuestra lucha por visibilizar e impedir de forma tajante las actitudes machistas en la búsqueda activa de un mundo nuevo, que por ello tendrá que ser igualitario, feminista, habiendo desterrado por fin al patriarcado de nuestras vidas como la jerarquía social que es. Luchamos codo con codo cada dia, con igual tesón y honestidad, por lo que exigimos un igual trato y una igual consideración. No vamos a dejar que nos degraden a ser objetos sexuales, que nos adjetiven y nos prejuzguen por nuestra apariencia ignorando lo que realmente aportamos en las asambleas y en la calle ni que nos tachen de histéricas y dramáticas cuando defendemos con vehemencia igual que nuestros compañeros nuestras ideas.

Asimismo, es hora de organizarse para que ninguna compañera se sienta sola. Ser un grupo de lucha pero también un grupo de apoyo para todas quienes han sufrido el patriarcado algunas veces en su cara más dura. Nos autoorganizamos para luchar y para poder seguir luchando.

Por ello recuperamos una organización, históricamente libertaria y vinculada al movimiento libertario, dada la necesidad urgente que hemos visto de atacar al patriarcado y a toda autoridad, recordando insistentemente que no se puede considerar la autoridad ignorando el patriarcado ni viceversa.

Juntas creamos, juntas luchamos y juntas crecemos, crecemos aprendiendo las unas de las otras y construyendo nuestra autodefensa, práctica y teórica. Porque nunca nadie hizo nada por nosotras, porque incluso quienes recorren el camino por la libertad ponen piedras en nuestro camino, porque somos fuertes y constantes: por eso hemos creado Mujeres Libres, con la seguridad de que somo muchas y el convencimiento de que no podemos mirar a otro lado ni aguantar.

Nunca hemos sido sumisas ni lo seremos, pero ahora hemos pasado de la resistencia a la lucha.

Contra el patriarcado y toda autoridad,

Mujeres Libres Madrid