1º Cuestionar la denuncia de violencia machista en su tiempo, forma y fondo, de manera que parezca más importante el medio utilizado, el tiempo que ha tardado y el atrevimiento de denunciar, que lo denunciado.
2º Negar la posibilidad de que lo denunciado sea cierto porque en la organización no existe machismo, al hombre denunciado le conocemos todos cómo buen compañero, y se trata de un tema personal que no debiera ser tratado en colectivo.
3º Cuestionar a la mujer exigiéndole el cumplimiento impecable del “manual de la buena víctima inocente”, sobre todo inocente, para poder considerarla víctima.
“Es ella quién lo ha permitido porque no sabe escoger bien”.
“Si de verdad fuera cierto, no se atrevería a contarlo, se hubiera ido”.
4ª Intentar inhabilitar la capacidad mental y psicológica de la mujer por haber permitido ser víctima de violencia machista en primer lugar, y después, por haberse atrevido a contarlo.
5º Atribuir intenciones perversas a la mujer, como conseguir rendimientos políticos o personales con su denuncia.
6º Interpretar la denuncia como un ataque al colectivo que indigna a los activistas con muchos años de militancia, porque la mujer que denuncia mancha a todos rompiendo el secreto debido de cualquier mujer que se precie, hacia sus secretos de alcoba.
7º Amparar al agresor en la falta de pruebas mostrando un desconocimiento total con respecto a estas relaciones de poder en las que el dominio y las agresiones se producen en la intimidad cuando no hay testigos.
8º Reírse de la denuncia y de la denunciante desde el paternalismo, por considerarlo un tema menor: una de esas riñas domésticas tan habituales en cualquier relación que la mujer que denuncia es lo bastante infantil como para no saber encajarlo sola y en silencio.
9º Disculpar al agresor considerándolo un enfermo o que padece un trastorno. En el caso de la mujer que denuncia, el trastorno se considera una prueba de culpabilidad, pero en el caso del agresor, la enfermedad se estima un eximente que le deja en una suerte de posición de inocencia.
10º Revisar la personalidad y las pasadas relaciones de la mujer acusándola de ser ella la agresora.